me olvido de lo triste e incomodo que es ir al café HAVANA.
los empleados tardan horas en atender.
la encargada los trata como si fueran sus sobrinos, las conversaciones e insultos que tienen no se molestan por hablarlas en voz baja, y las cajas de alfajores que hay en la pared, son de decorado.
las sillas son de madera, incomodas, e imposibles de acomodar.
siempre que voy, me doy cuenta de lo mismo, pero me doy cuenta tarde, y ya me da lastima levantarme e irme...
van a pensar que me fui porque no me atendían... no quiero que la tia se enoje con ellos...
y les dejo una buena propina...
no se lo merecen
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