miércoles, 20 de agosto de 2008

Una mañana

Yo no había ni mirado al resto de los pasajeros.
Siempre lo hago, pero no esta vez. (Habrían sido doce, catorce pasajeros cansados, no mas)
Camine mirando el suelo de goma.
Estaba toda mojada la goma.
Cuando bajé, camine veinte metros, y un chico travesti me invito a pasar a su casa.
Lo miré, y baje la cabeza. Lo volví a mirar y el insistío. Lo mire unos segundos, y seguí caminando.
A mi me dan miedo los travestis. Y los payasos. Y toda persona que se exceda en el uso de maquillaje.
Pero el no lo sabía.
Seguí caminando, y dudé-
Quizas hubiese entrado.
Quizas le hubiera charlado un rato. Yo no se si los travestis hacen eso, pero yo tenía muchas cosas para contarle.
Lo que mas me había gustado es que me hubiese elegido a mí.
Que yo le hubiese parecido un buen partido para algo (para sacarme plata, para robarme, para seducirme, para lo que sea)
Desde que me desperte, diez minutos mas tarde de lo habitual, sabía que sería un día raro.
En el colectivo me lo confirmé, cuando por lo menos seis, del total de los pasajeros tenían puesto la capucha.
Hoy devenía en un día reflexivo.
Sin sorpresas, nada nuevo.
Hoy devenía en un día más, en el que debería esperar.
Esperar que pase el tiempo.
Y esperar que pase el día.
Hasta la otra mañana,
para volver a esperar que pase el día.

3 comentarios:

Fernando dijo...

por ahi es el año o la vida de refexion. Por ahi es la capucha del universo. O por ahi...

Me colgue, perdón. Me gusto leer eso. Saludos.

Una chica asi dijo...

Ayyy, es cierto eso de que las personas con exceso de maquillje son extrañas. Seguro que con la cara lavada se comportan diferente. Son como dos personas. Que lindo. ¿Será?

kate dijo...

que hermoso iair